Pocas veces me he sentido orgullosa leyendo un libro y menos con un ensayo, en este caso tan ameno y ecocrítico como se describe en el libro de Irene Vallejo, El infinito en un junco. En parte porque lo he leído en soporte digital entre el ordenador y el móvil, y sobre todo a través de una biblioteca pública, y no en un soporte papel que sería lo más adecuado teniendo en cuenta su temática. Espero que, con este humilde comentario, que no llega a reseña por el simple motivo de que le falta la memoria que contiene este preciado ejemplar, pueda compensar económicamente a la autora y promover su obra más allá de generaciones.
Podría rellenar las 472 páginas del libro que tiene el soporte en papel con alabanzas sobre el mismo, pero no tendría sentido. Hablaré de mí, de cómo me hace sentir como mujer, lectora y garabateadora de palabras. Primero como mujer, porque me ha descubierto el mundo de ellas, las que ya desde hace miles de años se dedicaban al arte de la poesía con nombres tan persuasivos como Edheduanna o Safo. De ellas, que han resucitado en forma de palabras. Segundo como lectora, porque he disfrutado leyendo páginas y páginas (o en mi caso conjunto de letras) donde los hombres dominaban el arte de la escritura, lo amaban, lo odiaban, lo coleccionaban, lo destruían como si de una concubina esclava se tratara y al mismo tiempo dejaran su esencia, su perfume, para el recuerdo. Así es como quedará este libro en los anales de la literatura, como un libro glorioso escrito por una mujer y socialmente reconocido por los intelectuales, casi todos hombres. Y por último como garabateadora de palabras, porque la colección de grandes referencias de la literatura, el audiovisual y el ente digital, no pasará desapercibida ante mis curiosos ojos. Quién sabe, quizá para tener una lista de recomendaciones, deba lanzarme a comprar el libro.
Por último, ya que Libelar.com va sobre mujeres, quería destacar que aunque la palabra libro es de género masculino, las palabras, letras, escritura y literatura son todas de género femenino y que son buenos tiempos para la lírica de las mujeres. Así que, aparte de animar a todos y todas a leer este libro, animo a las mujeres a escribir no solo sobre ellos sino en ellos.
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