
Me sorprende la figura de la ya ex primera dama de los USA: Melania. Toda imagen, moda y, aparentemente, víctima de un marido despótico. Me sorprende el novedoso papel de contraste del primer vicepresidente consorte masculino. Me sorprende que en USA una vote por un candidato para dirigir el país y se encuentre con que el candidato incluye un paquete familiar indivisible. Será que como somos un país monárquico, ya cubrimos la cuota de familias oficiales y, en consecuencia, podemos vivir en el lujo de ignorar en la práctica a las familias consortes, excepto aquellas que no pueden soportar el anonimato y se intercambian la responsabilidad política como los anillos de matrimonio.
Me sorprende aun más la chica que recitó una poesía en el acto de toma de posesión de Biden. Una poesía, fórmula de lenguaje conceptual, profundo, reflexivo y estético. Todo lo contrario a la simplicidad práctica del consumismo y las ideas imperantes hasta ahora en todos los ámbitos de la vida; especialmente en el político. ¿Será esta chica, joven, negra, mujer, intelectual y refinada un símbolo de una nueva era? ¿Será un símbolo con traslado real? ¿Será que Melania finalmente realizó el mejor trabajo que una primera dama puede hacer y el contraste entre ella y la señora Obama hizo despertar y cambiar algunas mentes? ¿Será que es tiempo de esperanza en femenino?