Hablar de mujeres y gastronomía es hablar de cocina, del interés o la necesidad que siempre hemos tenido ligado este término. A muchas se nos recuerda como las cocineras que han recurrido a sus dotes culinarias para alimentar a su familia desde tiempos inmemoriales aunque el punto de vista que nos interesa en esta sección es diverso. Es el amor por la cocina, entendido como pasión. La tradición de recetas de una generación a otra que nos hace felices, la que nos hace disfrutar mientras preparamos un plato, el arte de saber combinar ingredientes…
Muchas son las mujeres referentes en este campo, como la francesa Eugénie Brazier o la estadounidense Julia Child que fueron fenómenos mediáticos en su época con sus recetarios y que siguen vigentes hoy en día. En nuestro país fue María Rosa Calvillo, quien compilaba sus apuntes desde una cocina andaluza dando lugar al Libro de apuntaciones de guisos y dulces, datado sobre 1740, siendo uno de los primeros recetarios escrito por mujeres. También existen apuntes no tan conocidos de cocina madrileña o vasca que han dado origen a multitud de recetas que componen nuestra gastronomía, fuente de inspiración de grandes chefs, como Elena Arzak o Carme Ruscalleda entre muchas otras que nos muestran de manera profesional su vocación en este mundo.
En este viaje haremos referencias a otras fuentes como la literatura o el cine. De esas recetas que se han mencionado en páginas de novelas que han compuesto nuestra vida. Desde el malogrado pastel con linimento de Ana de las Tejas Verdes, las famosas codornices con pétalos de rosas de Como Agua para Chocolate o los fogones de alta cocina como telón de fondo en películas como Delicious Martha, son el claro ejemplo de que la cocina es más que una intención por saciar el apetito, es mucho más que eso.
Es cultura, unión, tradición, una manera de transmitir con nuestros ingredientes un sentimiento, un modo de vida… en definitiva, nos atraiga más o menos, es nuestro sustento. Sin alimentación no podríamos continuar nuestra existencia y todos tenemos debilidad por algo dulce o salado, por un determinado plato y sensaciones, muchas sensaciones y recuerdos. En mi caso del aroma a almíbar con canela que preparaban en casa de mis abuelos cuando era pequeña y se acercaba la Navidad. Detalles como ése componen nuestra memoria olfativa y cuando lo percibo de nuevo, me transporto al pasado. Parece que estoy entrando de nuevo en esa casa, viendo a mi abuela y a mi madre en la cocina amasando pestiños mientras hierve a fuego lento ese almíbar que embriagaba toda la casa. Como si no hubiera pasado el tiempo.
Éste y otros matices son los que me interesan resaltar en esta sección. Un recorrido cultural, con sentimiento ligado a la cocina y a las recetas que llevo experimentando hace unos años en mi blog Fresas con Chocolate, que servirá de soporte a este espacio en el que ampliaremos contenido y donde encontraréis recetas dulces que mencionaremos en los posts. Nos vemos pronto entre fogones.