Fragmento
«Aunque me perdí la Olimpiada de Barcelona
y el amor –dicen– no tiene edad,
como el latín, las moscas y los volcanes,
no puedo ocultar que estoy envejeciendo.
Yo, que me marchito todas las primaveras,
me estoy haciendo vieja,
como esos rótulos mal escritos en inglés,
las tiendas de electrodomésticos,
los cibercafés,
muy vieja,
como la palabra “sostén”».