Fragmento
Tú siempre estarás en aquella habitación.
Los ojos entreabiertos, la sonrisa cálida.
La piel, húmeda; el abrazo, fuerte.
Yo siempre estaré en aquella habitación.
El edredón rojo, la silla bajo la ventana, el
sol saludando al trigo. Mi corazón pleno.
Un recuerdo -¿falso?- confinado
eternamente en mi alma.